“Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a
Dios” (Mt 5,8)
La virtud del pudor, de la modestia, de la castidad se
aprenden en el hogar: "Bienaventurados los puros de corazón"
El fruto de la castidad es la frescura para poder ver a
Dios: el puro de corazón verá a Dios.
Dice Tomás de Kempis en la "Imitación de Cristo":
"ventana del alma son los ojos, ¿con qué los alimentas?" La castidad
tiene atención de lo que vemos, de lo que pensamos,
de lo que sentimos, y son estos algunos
de los campos en los que los padres de familia deben trabajar de modo
positivo en sus hijos.
Por lo mismo es muy importante que los Padres de familia valoren a sus hijos la virtud del pudor, de la modestia,
de la castidad. Es en las primeras
etapas del crecimiento infantil, donde los papás deben empezar su trabajo hacia
los hijos en esa virtud específica; y en las etapas de la adolescencia y
juventud, los papás deben continuar con más delicadeza su trabajo de formación
en este campo.
El pudor nos lleva a cuidar y a
respetar nuestro cuerpo y el del prójimo.
La modestia es la sana elegancia en el
vestir y en el hablar.
La castidad es la virtud hecha vida en
el campo del amor y la sexualidad.
Algunos medios prácticos que los padres deben
infundir en sus hijos para que vivan la castidad:
En el campo humano.
A. Con el propio cuerpo: Enseñar la virtud de la higiene personal,
de la ducha diaria y el hábito de usar ropa limpia. Cabello aseado y uñas
limpias. Orden en el propio cuarto y nunca salir de casa sin que hayan hecho
sus camas. Aprender o especializarse en algún deporte o en tocar algún
instrumento musical. Todo esto contribuye al dominio personal y a forjar una
disciplina interior.
B. Con el trato dentro de la familia: el respeto entre hermanos de
diverso sexo, que tengan sus cuartos independientes, usar la pijama al ir a la
cama y la bata si no se van a dormir los hijos inmediatamente. Evitar las
palabras obscenas y el "doble sentido". Educar a los hijos para que
sepan usar bien su tiempo, evitar los tiempos de ocio y el uso excesivo de los
medios electrónicos, cuidar las lecturas de los hijos, el uso del internet y el
tipo música, desconectar el Wi-Fi en
las noches, tener espacios para compartir la TV en familia y evitar en los
cuartos la instalación de televisores.
C. Con el trato hacia los demás: Conocer las amistades de los
hijos así como a los padres de ellos. Enseñar a saludar con respeto a las
personas del sexo opuesto. Evitar los juegos bruscos entre personas de sexo
opuesto. En periodo de noviazgo: evitar hacer cosas a escondidas, o ir a
lugares oscuros o desconocidos, comunicación recíproca para evitar actos
sexuales.
D. El ejemplo y testimonio de los Padres de familia y de sus amistades:
Exhortar de diversos modos a los hijos para que aprendan a sacrificarse y a ser
dueños de sí mismos, por ejemplo: que sepan comer de todo, que no salgan a
jugar antes de haber terminado la tarea, que sean fieles a la palabra dada.
En el campo espiritual.
A. En mi trato con Dios. Enseñar a los hijos a rezar,
frecuentar la Iglesia, elaborar oraciones espontáneas. La vivencia de la
castidad nace de un profundo amor y respeto a Dios, y este santo temor de Dios
se aprende en el hogar.
B. En la imitación de Cristo para los varones. Hacer un
esfuerzo por pensar, sentir y actuar como Cristo. Que los papás exhorten a sus
hijos a tomar como referencia a Jesús, con preguntas como esta “¿Qué haría
Cristo en mi lugar?”.
C. En la imitación a la Virgen para las mujeres. La virgen
María también fue hija, hermana, novia, esposa, madre. Ella sabe lo que es amar
y lo que implica el dolor para amar. Las madres deben inculcar a sus hijas la
imitación de la Virgen, en modo particular en lo que respeta al campo de la
castidad y sexualidad.
Conclusión.
Un alma sencilla y pura es más propensa a estar abierta a los dones del espíritu, es decir, a entrar en contacto con Dios. Una persona
que práctica la castidad es una persona que cree
en el amor y que por tanto práctica
la caridad, símbolo del cristianismo, de un modo más sencillo y espontáneo.
Finalmente las almas castas aprenden a través del dominio personal a sacrificarse y a formar su voluntad, herramientas necesarias para el ejercicio de cualquier trabajo y del
éxito personal.
De ahí podemos ver que los frutos inmediatos del trabajo en
la castidad nos proporcionarán: la facilidad de ver a Dios, de rezar, de ayudar
a los demás, y de ir forjando virtudes para perseverar en los propios proyectos
de vida.
Manolo, mil gracias por compartir y por acompañarnos en la enorme tarea de ser padres. Un abrazo.
ResponderBorrarSusana Suárez.
Gracias a ti por tu comentario. La familia es un gran tesoro, el tiempo que se invierta en ella siempre será valioso. Que la presencia de los padres sea frecuente, que el cariño entre hermanos sea abundante, y que la gracia espiritual de Dios nunca falte en el hogar.
BorrarTe mando mi bendición.
Gran texto! Muchas gracias por su gran esfuerzo para lograr en nosotros grandes muchachos! Bendición! Espero que este bien padre.
ResponderBorrarEl placer es mío. Siempre será hermoso compartir lo bueno con los demás. La vida de la santidad se conquista con la gracia de Dios y nuestra generosidad constante.
BorrarNo nos cansemos de sembrar aunque otros sean los que cosechen. Los niños y jóvenes son nuestro futuro. Dediquémosle nuestro tiempo
ResponderBorrarNo nos cansemos de sembrar aunque otros sean los que cosechen. Los niños y jóvenes son nuestro futuro. Dediquémosle nuestro tiempo
ResponderBorrarMe encanto el tema Padre; mil felicidades y muchas gracias por su guia para las familias, estoy orgullosa de ver que fui educada con estas virtudes. Mi mama, mi abuelita y mis tias nos educaron a mi hermana y a mi no solo con consejos sino con su ejemplo.
ResponderBorrarEs maravilloso ver los frutos que recogemos de nuestra educación. Es un don excepcional el haber crecido en una familia católica en donde el cariño, el respeto y la libertad forman parte de nuestra educación
BorrarExtraordinario trabajo!!!
ResponderBorrarUn abrazo.
Gaby, te mando también un fuerte abrazo. Este medio del blog es una oportunidad para compartir lo que vamos aprendiendo en la Maestría.
BorrarGracias por ser una de mis lectoras. Te mando mi bendición para tu querido esposo e hijo.