viernes, 31 de mayo de 2013

Optar por el perdón

“Señor, ¡perdónales porque no saben lo que hacen!” (Lc 23,34)
Esta frase expresada por Cristo en el patíbulo de la cruz siempre me ha llamado la atención de modo especial. Jesús tenía toda la razón para estar enfadado y enojado, pues era inocente del suplicio que estaba sufriendo. ¡Tenía el derecho de quejarse y de pedir justicia!, y sin embargo actúa de un modo muy distinto: disculpando y perdonando.

Ignorancia del daño que hacemos.
Cuando las pasiones están alteradas podemos actuar sin darnos cuenta de las consecuencias de nuestros actos. Lo más duro de ofender a otro son los resultados que de ahí proceden. El sentirnos heridos u ofendidos daña nuestra autoestima y la manera de ver a los demás, de modo particular al que dirigió la ofensa.

Como pareja: saber perdonar.
Es necesario reconocer que en la vida de pareja y familia se van a dar momentos difíciles, agresivos y que nos pueden hacer o de hecho nos hacen daño. Por tanto, un elemento que nunca debe faltar en las relaciones humanas y en especial en las de pareja y familia es el saber perdonar.

En ocasiones es más fácil ofender a aquel a quien le tenemos más confianza. La misma confianza provoca que seamos menos reflexivos en este aspecto del dolor.
Tenemos que reflexionar sobre el hecho de que no somos perfectos y que con facilidad lastimamos a las personas que más amamos. Es natural que si fuimos heridos nos sintamos víctimas.

 Relación Víctima y Culpable.
El sentimiento de víctima es peligroso porque en alguna manera nos impide reconocer nuestra parte de culpa en esos sucesos. Tendemos a pensar que el malo fue el otro y la víctima nosotros. El guardar sentimientos negativos de ira, coraje, amargura nos acompañarán si no hemos sabido perdonar de corazón.

Una cosa es el perdón y otra el olvido. El perdón es una actitud del alma, es una gracia especial para el otro y para uno mismo, mientras que el olvido es una actitud de la memoria, aunque la herida deje de sangrar la cicatriz ha quedado. Pero al ver la cicatriz debo entender que con el perdón esa herida no se volverá a abrir.

Crecimiento y superación.
Perdonar es aceptar que nada que podamos hacer para castigar a los otros servirá para curarnos. La curación inicia en nosotros mismos. El perdonar implica avanzar, es reconocer que tenemos mejores cosas que hacer con nuestras vidas en lugar de regresar incesantemente al pasado. Podemos crecer porque hemos perdonado y en esa medida nos haremos fuertes para superar esa etapa de dolor

                                                                                          Conclusión:
Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13,34), Cristo es nuestro ejemplo y modelo, el perdonar es un don que damos al que nos ofendió. Sin embargo en muchas ocasiones no bastan nuestras fuerzas personales para aceptar el perdonar, necesitamos de la ayuda de la gracia divina.


La receta del perdón es el amor, quien ama mucho da mucho. Pidamos a Cristo que nos contagie de su amor para lograr superar los momentos de dolor, y con un corazón grande y bondadoso abrirnos al perdón y a la reconciliación.

martes, 21 de mayo de 2013

Adaptación ante el Conflicto en Pareja


Después de analizar la 1a parte: El conflicto en Pareja, pasemos a revisar como adaptarnos ante dichos conflictos.

El conflicto volverá a aparecer: Es conocida la frase que dice “se ha perdido una batalla, pero no la guerra”. La vida del hombre sobre la tierra es una continua batalla sobre uno mismo, nunca estamos del todo conformes, siempre deseamos algo más.

Esa capacidad de superación es positiva, pero en la pareja el éxito debe ser común. El hecho de que reaparezca el conflicto no es del todo negativo, lo positivo está en cómo enfrentarlo para ganar la guerra de la estabilidad matrimonial.

La pareja sana es aquella que ha logrado convivir con el conflicto. El esposo y la esposa a base de esfuerzo y dedicación han llegado a entenderse de tal manera que saben ya cómo adaptarse al conflicto o estrés que les provocan las circunstancias.

Cinco son las actitudes que cultivan el esposo y la esposa para adaptarse al conflicto:
      1. Son capaces de ver el conflicto como una parte normal de la vida familiar
Las parejas sanas son realistas en sus objetivos y expectativas. No esperan la perfección de la vida familiar. Pero un punto importante es que no asocian los problemas con el fracaso personal. Saben que los desacuerdos menores en los distintos aspectos de la vida familiar son parte de lo que sucede en las familias. Por tanto buscan formas para superarlos

      2.  La pareja aprende a compartir tanto los sentimientos como las palabras
La comunicación debe ser integral. No es sólo conocer los hechos de lo que se desea sino que se deben expresar también los sentimientos. Es importante no sólo el "qué", sino también el "cómo" se dicen las cosas: cada miembro de la pareja presenta lo que es importante para él. No dar por supuestas las cosas. Si uno se queja por la falta de comunicación ¿se pasa a hacer algo al respecto?
Amar es aprender a dar y a recibir. Si los dos viven esta realidad, estarán viviendo un aspecto muy importante del amor y de su realización como personas y como pareja.

3.      Desarrollar habilidades para resolver los conflictos
El diálogo y la comunicación ayudan a resolver los conflictos pero por sí mismos no bastan. Estrategias como  la creatividad, el ingenio y la perseverancia ayudan también a provocar el diálogo en el lugar y en la hora adecuada. Actitudes como:
  • Si es posible evitarlo, evítelo. Esto implica saber ceder.
  •  La pareja no debe competir entre sí, son el mismo equipo.
  • Adaptación: capacidad de sacrificar los propios intereses en favor del otro.
  • Compromiso: Cada persona pone algo de su parte para resolver el conflicto.
  • Colaboración: es la capacidad de tratar de satisfacer las necesidades del compañero, es necesario ser sensible a lo que el otro necesita, desea y siente. El diálogo es vital en este campo, pues no se trata de adivinar lo que el otro desea. 

    4.      Son sencillos y humildes para aprovechar el apoyo de las gentes y los sistemas
El hombre es un ser eminentemente social. Necesitamos de los demás y ellos necesitan de nosotros. Es importante no vivir aislado en medio de una multitud. La pareja busca información del conflicto, intenta comprender el acontecimiento, es capaz de buscar un apoyo social entre parientes, amigos, vecinos y de otras familias que pasan por situaciones semejantes, incluso una ayuda profesional; tienen una visión optimista de los acontecimientos y mejoran la comunicación familiar

5.      Como pareja tienen la capacidad de modificar sus actitudes
Los miembros de las parejas sanas se adaptan y cada uno copia las técnicas del otro para resolver los conflictos y encarar el estrés. Cuando se ven frente a las tensiones, las parejas adaptables tienen la capacidad de modificar sus actitudes para superarlas.

             Conclusión
Colocar una moneda en la palma de la mano implica ver una sola cara de la misma, pasar esa misma moneda a la palma de otra persona implicar tomarla con ambos dedos y presionar ambas caras. Algo semejante pasa en la vida matrimonial, en el conflicto sólo vemos la moneda en la palma de mi mano, cuando provoco el diálogo estoy pasando la moneda a mi pareja, y en ese momento puedo ver ambas caras.

La moneda tiene un valor, el matrimonio vale aún más; la moneda tiene un peso, el matrimonio pesa aún más; la Biblia dice “quien tiene un amigo, tiene un tesoro” (Ecles 6,14), el gran amigo en el matrimonio es la pareja, hagamos que esta amistad crezca y que los momentos de conflicto hagan más maduro y confiable la perseverancia matrimonial




¿Conflicto en la Pareja?


Se ha comentado en diversas ocasiones que en el matrimonio el hombre y la mujer son complemento uno al otro: a nivel intelectual, psicológico, humano y biológico. Partiendo de este dato podemos ver que si ambos son complemento entre sí es porque carecen de algo que a la vez la pareja les sustituye.

De esta realidad surge la armonía y el conflicto, la adaptación y la funcionalidad. Aprender a renunciar no es fácil, aprender a ceder no es fácil, aprender a adaptarse al otro lleva tiempo, formar una familia armónica y funcional requiere acuerdos.

Conflicto en la pareja
El conflicto surge cuando la pareja entra en crisis por oposición en la percepción de las cosas o por oposición en los juicios particulares de la realidad.
  • En el nivel de la percepción se libra la oposición entre la intuición contra la sensación
  • Mientras que en el campo del juicio es el pensamiento quien se opone al sentimiento.
  Siendo la pareja complemento uno al otro es natural que surja el conflicto, pues ambos no son idénticos y los intereses o preferencias pueden variar. Por otra parte el conflicto bien llevado y entendido ayuda a crecer a la pareja. Lo importante está en afrontar el reto, provocar el diálogo y sacar conclusiones en pareja.



El conflicto trae dolor, pues alguno tendrá que ceder, se tiene que analizar quién y por qué se debe ceder. 

Un termómetro para saber en qué ceder o en qué sacrificarse está en la búsqueda del bien común y no del bien particular. El primero mira al egoísmo, el segundo vela por la unidad y por la familia y está enraizado en el amor.

Un conflicto bien resuelto generará una mayor estabilidad, para ello se debe:
  • Identificar el conflicto, y si es posible ponerlo por escrito.
  • Entender la postura objetiva de cada persona, ¿qué piensa el otro al respecto?
  •  Desear crecer: significa la conciliación de aceptar que desde el ángulo existencial del otro, se puede ver una realidad que por el momento no soy capaz de observar
  • Provocar el diálogo. Si hay conflictos, también hay soluciones. El diálogo es una de las herramientas para arreglar el conflicto.
  • Ceder: Ser capaz de sacrificar otras metas para fortalecer la relación matrimonial.
En el siguiente artículo comentaremos Cómo adaptarnos ante el conflicto en pareja

viernes, 17 de mayo de 2013

UNA bicicleta para DOS

El otro día estudiaba gramática italiana con un compañero en Roma, veíamos en concreto el uso de los singulares y de los plurales. Desconozco el motivo por el cuál cambiamos drásticamente de tema, de la cuestión gramatical pasamos al tema del matrimonio.
El dato curioso es que la mente se acostumbra en fracciones de segundo a relacionar y a sacar conclusiones. De este modo me encontré relacionando "el uso de plurales gramaticales" con la "función del matrimonio"

UN matrimonio para DOS personas

La palabra matrimonio está en singular, sin embargo se vive en plural: el esposo y la esposa.
El matrimonio es formado por Una pareja, pero cada quién tiene su personalidad y entre ambos se enriquecen y complementan.
El matrimonio es singular porque se busca la unidad de proyectos, de metas, de ilusiones, de felicidad. Curiosamente las grandes dificultades en la vida matrimonial se dan cuando el egoísmo toca la puerta y se desea caminar en sentidos opuestos, y entonces dejamos de ser un matrimonio para empezar a vivir como dos personas independientes.

DOS fuerzas en UNA aventura!!!

El tandem es una bicicleta maravillosa. El impulso sincrónico se da bajo el empuje y la sincronización de ambos pasajeros. Una imagen adecuada para los que inician la aventura del matrimonio.
Usar la bicicleta como solteros es ser libres. Casarse es encontrar juntos, esposo y esposa, la verdadera libertad: la aventura es conjunta, la ruta se escoge a la vez
Bajarse del tandem es quitarle fuerza al compañero, permanecer arriba es cooperar con él: si uno no logra ver, el otro puede indicar la ruta, pero siempre juntos y unidos.

Dios nuestro, bendice a los Matrimonios y dales el don de la fidelidad y perseverancia común.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Crisis conyugales, en la adultez media.


Introducción
     En el ritual del matrimonio la pareja expresa su amor aceptando a su ser querido en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y ofrece su fidelidad y su amor incondicional hasta que la muerte los separe.

     Nadie duda de la sinceridad y veracidad de las palabras que pronuncian estos jóvenes novios al unirse en matrimonio. Estrenando sus 25 ó 30 años estos esposos se prometen amor eterno. Sin embargo ¿qué sucede cuando pasa el tiempo, se enfrió el amor; a los hijos les pasamos nuestro amor; entró otro amor al corazón; la enfermedad no es superable?
     
Nacer, crecer, reproducirse y morir. Etapas biológicas de la vida. El amor en un matrimonio también está llamado a crecer y a reproducirse, pero no debe morir. La adultez intermedia, que comprende para algunos estudiosos -como Levinson- de los 40 a 65 años es un momento crucial en la vida matrimonial. El presente ensayo pretende mostrar algunos síntomas que se dan en la adultez media en la vida conyugal, así como ver posibles causas y proponer algunas soluciones.

I. Síntomas de la crisis matrimonial
 Cuando deciden casarse en matrimonio la pareja tiene 3 objetivos principales: hacer muy feliz a su pareja, formar una familia con sus hijos y vivir junto hasta que la muerte los separe. Los primeros 15 a 20 años hay ese esfuerzo común por crecer en el amor a la pareja, por ilusionarse ante el crecimiento y madurez de los hijos e incluso la simpatía y unidad de proyectos comunes.
  Pero el tiempo sigue su marcha. Algunos descuidos provocan que el amor se pueda ir enfriando. Los cambios físicos, las nuevas amistades, la dificultad laboral también van haciendo mella en la relación matrimonial.
 Así comienzan a registrarse las primeras e importantes limitaciones físicas, cambios emocionales y de conducta. Pueden incluso aparecer momentos de depresión y de ansiedad, debido a que existe una lucha muy dura, entre lo que se quiere hacer, lo que se debe hacer y lo que se puede hacer. Los cambios corporales dependerán en gran medida del estado de salud, de la alimentación y del ejercicio físico que se haya realizado antes. Por lo mismo existe una mayor tendencia a engordar, aparecen las primeras arrugas, el cabello se cae o se vuelve más canoso, la vista pide anteojos, los músculos se debilitan.
 Con la preocupación por las enfermedades comienzan los chequeos médicos. En algunas personas surge una actitud hipocondríaca (una sensación de permanente y constante situación de estar enfermo). La belleza externa sufre sus trastornos, pero en sentido opuesto crece la belleza interior como fruto de la experiencia y la madurez de la vida.
 Con la ilusión del matrimonio la joven pareja se planteó unos logros y metas comunes. En esta etapa del matrimonio la pareja revisa cómo se han cumplido esos sueños que formularon juntos. Es un momento de balance profesional, económico y social. La pareja puede darse cuenta que no han llegado a las expectativas deseadas, y en ocasiones ni aproximado a los objetivos formulados que tuvieron al casarse. Esto puede provocar sentimientos de frustración y de impotencia. De inseguridad y de malestar interior. Situación que si no se resuelve como pareja traerá problemas y dificultades en la relación matrimonial.
 Comienza a sentirse el cansancio, motivado por todas las responsabilidades que se tienen, que cada vez pesan más si estas no se han aceptado con madurez, responsabilidad y conocimiento.
 Incluso la vida sexual de la pareja sufrirá cambios. A la mujer le llegará la menopausia. Pueden darse situaciones de estados depresivos o de angustia. Ya no son los jóvenes de hace unos años, a la madurez de la vida le llega la vejez. No se desea envejecer. Los atractivos sexuales o físicos no son como antes.
  Finalmente, aunque no se mencionen todos los síntomas de una crisis conyugal, aparecen sentimientos de desesperanza, por un lado los hijos comienzan a ser independientes y se alejan poco a poco del hogar, y por otro lado se tiene que enfrentar la rutina matrimonial.

II. Causas que originan la crisis matrimonial
       La diferencia entre un síntoma y una causa es sencilla. El síntoma aparece, la causa la provoco. Con mi crecer en edad es seguro que mi cuerpo sufrirá unos cambios, pero si fue mal alimentado o mal ejercitado, probablemente mi cuerpo llegará más descuidado que otras personas con la misma edad.
     Los síntomas de una crisis matrimonial son eso síntomas. Posibles llamadas de atención ante una enfermedad conyugal. Ahora bien, las causas que originan una crisis conyugal son algo más serio. Implican una serie de hábitos o costumbres que se fueron descuidando. Enumeraremos algunas.
       Llevar una vida excesivamente materialista. Esto va dejando de lado los valores y virtudes que servirán de pilares para rescatar al matrimonio de un futuro naufragio
     Meterse en la mente que las tareas familiares conllevan un exceso de responsabilidades, que son imposibles de sobrellevar y entonces el matrimonio se vuele una carga difícil de llevar
        Los cambios físicos, biológicos, psicológicos, religiosos, económicos y sociales que se producen al llegar a esa edad hacen creer a algunos que han desaparecido o disminuido las cosas importantes que tenía en común con la pareja. Por ello es posible que se entre en estados de depresión o de crisis. ¿con quién estoy compartiendo mi vida? ¿seguimos con las mismas ilusiones o jalando extremos opuestos?
          Cuando el amor a los hijos fue opacando el amor a la pareja, entonces la salida de los hijos del hogar será algo difícil de superar. Esta situación se conoce como síndrome del “nido vacío”. Por motivos de estudio, trabajo o matrimonio los hijos abandonan el hogar familiar, esto origina que los papás se sientan solos.
        El rol en el matrimonio muchas veces ha perdido su carácter excitante, por la frenética actividad y las múltiples preocupaciones que conlleva una vida familiar en armonía y felicidad. La ausencia de los hijos puede llevar a un encontrarse nuevamente con la pareja, o puede provocar instancias de alejamiento y soledad.
      Otra causa es el dejar de esforzarse en el crecimiento personal. Académica e intelectualmente se esfuerza uno de los dos, la otra persona no quiere seguir creciendo, aunque fuera en otra concepto (lectura, baile, danza, pintura…). El esposo empresario busca que también su esposa se supere. La lucha debe ser en común, la otra persona no puede acomodarse y quedarse atrás.
          Algunos esposos desgraciadamente buscan experiencias juveniles de tipo atrevidas o de alto riesgo matrimonial, y esto con el fin de evitar la sensación de tiempo perdido o de aburrimiento. Coquetean con personas jóvenes, ponen en grave riesgo la infidelidad matrimonial. Comienzan a practicar deportes extremos o a derrochar el patrimonio matrimonial con compras llamativas: coches lujosos, vacaciones paradisíacas...
           Una causa más de una posible crisis conyugal es un cambio profundo en la vida económica como el despido laboral; en la vida física, en la que el cuerpo no rinde igual en el trabajo; o incluso de tipo social de la pareja: se tienen malas compañías, amistades frecuentes con  personas divorciadas que pueden ser una mala influencia en el campo de las ideas y en el uso del tiempo.

III. Propuestas para solucionar la crisis matrimonial
       Lo primero y más importante ante una crisis conyugal: rechazar a toda costa el divorcio como solución del problema. Esta no será la solución a la crisis, incluso la puede empeorar sino se ha hecho un análisis profundo de las causas que han provocado la crisis matrimonial en la pareja.
      Lo importante es que los matrimonios pongan todas las energías posibles en crear un proyecto de unidad, de tipo religioso, familiar y social. Volver al principio de: quiero hacerte feliz, deseo envejecer contigo.
       Físicamente una solución está en buscar alimentarse sanamente, mantener el peso ideal y huir del fantasma de la obesidad. Visitar al médico una vez al año o cada seis meses. Si se atraviesa un estado depresivo, aceptar dicha situación y buscar una consulta con un profesional en este campo, por ejemplo un sacerdote, un psicólogo, un psiquiatra o personas que trabajan en consultorías matrimoniales. En estos campos de enfermedad no hay que auto-recetarse, es imprescindible ser prudente e ir a escuchar la aportación y consejo profesional de quienes se dedican a ello por vocación o por profesión.
        Es muy importante aprender a administrar bien el tiempo y las actividades comunes. ¡Los hijos ya no están en casa! Luego, ¡Tenemos más tiempo libre, ¿cómo usarlo en pareja?! Hay más tiempo para pensar y hacer todas las cosas que se quisieron realizar en otra época, pero la tarea diaria lo impedía. Ahora hay una gran oportunidad para replantear el uso de nuestro tiempo.
        Analizar en profundidad, serenidad, inteligencia y objetividad las cosas que por diversos motivos, ya no podrán hacer, como pareja o individualmente, sin quererlas hacer a toda costa, incluso a costa del matrimonio. Poner mucho énfasis, en programar las cosas que querían hacer y que por divisas razones, no las han hecho, pero que todavía las pueden hacer.
       Es un momento especial para crecer y perfeccionarse en las virtudes y en los valores. Si en algo es necesario crecer es en la vida interior. La crisis de madurez en la pareja, puede superarse, con una buena dosis de entrega y lealtad, que es la total fidelidad, al otro cónyuge y a los hijos. Tratar de erradicar el egoísmo, para conseguir los máximos niveles de humildad, que les permitan perdonar los errores cometidos, si es el caso, y resolver las diferencias que existan, aceptando las propias limitaciones de la edad y de las circunstancias, así como el papel concreto, que cada uno tiene en la familia y en la sociedad.
      Comunicación. Esta es la gran medicina: comunicarse. Ahora más que nunca el diálogo es esencial. El diálogo es comunicación de dos, y no es de perogrullo decir que uno habla y el otro escucha. Dialogar muy frecuentemente y con plena sinceridad, para llegar a acuerdos que les permitan conseguir disfrutar más de la vida, saliendo más a menudo, invirtiendo el tiempo libre en actividades enriquecedoras y cultivando nuevas amistades.
      Se recomienda diseñar un programa de convivencia para cuando se dé el momento del “nido vacío”. Aprender a “volver a estar solos”. Incluir en su horario semanal alguna ida al cine, un cenar entresemana fuera de casa, un salir a pasear al bosque o hacer alguna excursión. Volver a sonreír tomados de la mano. Compartir la misa dominical, escuchar música juntos, e incluso bailar románticamente.
      Prudencia, prudencia y mucha prudencia para evitar errores irreversibles. Huir de situaciones que empeoren la crisis conyugal en lugar de mejorarla. Como el estar demasiado tiempo con los amigos, salir a propósito y con frecuencia tarde del trabajo, tener malas amistades, caer en la tentación de alguna infidelidad conyugal, caer en el juego de las apuestas –pues pueden arruinar el patrimonio familiar–, todo esto son autoengaños y llevan a caminos totalmente opuestos.
      Practicar como pareja el voluntariado, en organizaciones religiosas, sociales o políticas. Hay mucho que hacer y cada vez es más necesaria la incorporación de parejas en estas actividades, para que aporten el equilibrio de opinión, madurez y experiencia, que todos los matrimonios debieran tener. Este trabajo en equipo, hará que al tener cosas importantes en común, no llegue el enfriamiento, ni el distanciamiento en las actividades cotidianas. Es una gran posibilidad de unificació
n de ideas, objetivos y sentimientos
                Por último tratar de esclarecer los conflictos pequeños, que muchas veces por su frecuencia, son la causa del enfriamiento del amor matrimonial, incluyendo los conflictos grandes, que están abocados, antes o después, a terminar en ruptura.

Conclusión
        Envejecer juntos es la máxima felicidad del matrimonio. Nací para ti y deseo morir contigo. Los hijos son fruto del amor, pero mi amor primero es mi pareja. La oración, el amor, la educación y el respeto son claves para tener éxito en el matrimonio. Su Santidad Juan Pablo II en varias ocasiones dijo “Familia que reza unida, permanece unida”. En este camino de superación familiar no vamos solos. Cuando el sacerdote en nombre de la Iglesia bendijo a un matrimonio lo hizo en nombre de Dios. Es Dios quien da la bendición a la familia y con esta bendición va la fuerza para perseverar en las dificultades y las gracias especiales para seguir creciendo en el amor.
       Los matrimonios felices y duraderos, los grandes amigos y la buena salud, se obtienen a través del esfuerzo.