domingo, 30 de junio de 2013

Formación y Preparación para el Matrimonio

Con este artículo deseo compartir algunas ideas para ayudar a las familias y a sus hijos a llegar mejor preparados al matrimonio.
 
Es dentro de la familia el lugar natural donde los hijos nacen, crecen y maduran y por lo tanto es la familia el lugar natural donde los hijos vivirán la experiencia del matrimonio por el testimonio y ejemplo de sus padres y familiares cercanos, dígase abuelos y tíos.
Introducción.
El documento papal "Familiaris Consortio" en su número 66 dice: “La preparación al matrimonio ha de ser vista y actuada como un proceso gradual y continuo. En efecto, comporta tres momentos principales: una preparación remota, una próxima y otra inmediata”.  
Me gusta mucho la frase en la que el Papa Juan Pablo II afirma que la preparación al matrimonio es un proceso gradual y continuo, es decir, conforme a la edad de los individuos que crecen (gradual) y de un modo constante (continuo)
 
Formación y Preparación.
Me gustaría distinguir la diferencia que existe entre “formación al matrimonio” y “preparación al matrimonio” ¿Por qué no indican lo mismo?
 
La formación indica un camino que se va haciendo: comprende la “preparación remota” y la “preparación próxima” al matrimonio. Los agentes involucrados en este periodo son: la vida familiar, las buenas amistades, y el periodo del noviazgo.
 
La preparación en un modo más específico corresponde a la “preparación inmediata”  o el paso del noviazgo al matrimonio, es el final de la vida del soltero para ingresar a la vida del matrimonio. Los agentes involucrados son el novio, la novia y el cursillo Prematrimonial.
 
 
 
A) COMO FORMACIÓN AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO.

1. Preparación remota: compete a la vida familiar.

- La familia: escuela de virtudes. Acá los hijos aprenden a ser generosos, disponibles y sacrificados. En el hogar se valora la disciplina, la vida espiritual, el ahorro, etc. Los papás deben tener siempre presente que son ellos los que ayudan a sus hijos, a través de las virtudes, a ir construyendo los cimientos del edificio matrimonial de sus hijos. Hay virtudes que si no son cultivadas en el seno familiar (orden, pudor, respeto…) será muy difícil adoptarlas en la vida adulta.
- No cansarse de sembrar, aunque otro tenga que cosechar: Insistir a “tiempo y a destiempo” a las familias sobre la necesidad de formar hábitos y virtudes en sus hijos, son estos las bases y columnas de su futura vocación laical, familiar o de vida consagrada. Los Obispos, sacerdotes, diáconos, encargados de grupos familiares o consultores familiares deben ponderar este aspecto. Varios matrimonios jóvenes no están perseverando por la falta de buenas costumbres, por no aceptar la renuncia o el sacrificio. Sobre buenos sentimientos no se puede proyectar un matrimonio. La formación debe ser integral y se empieza en el hogar.
- Las charlas, pláticas y conferencias a los matrimonios deben ir dirigidos a la importancia de su testimonio de vida ante los hijos; a dar información para ayudar a sus hijos a crecer en las virtudes; y ayudar a la pareja a que se dediquen tiempo para sí.
- Enseñar a los hijos aspectos a la formación del carácter que les ayude al dominio y recto uso de las propias inclinaciones, el respeto a las personas del sexo opuesto, el pudor, la modestia, el modo de vestir, el correcto uso del vocabulario.
- Los equipos de pastoral familiar deben estar cercanos a los matrimonios jóvenes. Invitarles a retiros espirituales, escucharles en su proceso de pareja, invitarles a algún voluntariado en común.

2. Preparación próxima: compete a las buenas amistades y al periodo del noviazgo.
- Grupos juveniles: que los hijos en su estado de adolescentes y jóvenes puedan asistir y participar en grupos parroquiales, grupos juveniles, voluntariados, obras misioneras. Todo esto provoca que ellos crezcan en generosidad, que se junten con personas que practican la misma fe y que viven de modo sano. Un joven en un ambiente sano encontrará por obvios razones una chica sana, y viceversa. Pretender encontrar la pareja ideal dentro del bar, discoteca o lugares similares es algo iluso.
- Buenas amistades: que los padres de familia conozcan las amistades de sus hijos y a los padres de sus hijos. No se trata de escoger las amistades de sus hijos, sino de ver que estos grupos de amigos les ayudan a perseverar en el bien.
- Noviazgo: invitar a los novios a distintos eventos en los que puedan ellos conocerse mejor: charlas, conferencias, congresos. Que sus respectivos Padres les valoren y ponderen la hermosa etapa del noviazgo, con lo que corresponde al crecimiento que puedan tener como pareja y los límites de frontera que corresponden ya a la vida matrimonial (en modo concreto la vida moral-sexual)
- Formación en los valores: como novios la pareja debe analizar lo que tienen en común, lo que tienen como complementario y lo que tienen en opuesto. Sería muy oportuno que la pareja tenga un guía espiritual u orientador familiar que les ayude a proyectarse a largo plazo. De manera que una guía objetiva les ayude a tomar decisiones basadas en la razón y el sentido común y no sólo bajo la pasión de los sentimientos y el enamoramiento.

B) COMO PREPARACIÓN AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO.
Inicio con un ejemplo: si supieras de un curso para aprender a manejar un avión en 12 lecciones ¿te subirías a ese avión sabiendo que el piloto sólo tomó 12 lecciones? Probablemente no. Va en riesgo tu vida y ésta es muy valiosa como para arriesgarla innecesariamente. Del mismo modo no podemos pretender que un “Curso Prematrimonial” compuesto por 12 sesiones logre por sí mismo ayudar a la perseverancia final del matrimonio, dará las pautas y guías para perseverar en pareja, pero se debe trabajar una Pastoral Familiar más completa para lograr los objetivos.
1. Preparación inmediata: compete al curso prematrimonial.
- El párroco y los matrimonios que asesoran los “Cursos Prematrimoniales” deben evaluar frecuentemente el éxito de las pláticas, la profundidad del contenido catequético, la ilusión con que se lleva este requisito previo al matrimonio. Para varias parejas tal vez sean estas pláticas el único momento fuerte en que recibirán la catequesis propia del sacramento, por ello no hay que aminorar esfuerzos para que estos “Cursos” sean dados a nivel profesional.
- Curso prematrimonial: que toquen temas vitales como:
·        El matrimonio: llamados a ser felices, proyección de vida, intereses comunes.
·        Conocimiento integral de la pareja: académico, espiritual, humano, pastoral. Conocer a la familia del cónyuge y formar buenas relaciones entre sí. Conocer a las amistades comunes y grupos sociales.
·        El amor es la base de nuestro matrimonio ¿Qué idea tenemos de ello?
·        El amor tiene unas características bien definidas ¿Cuáles son?
·        El diálogo entre los esposos es la clave para lograr el entendimiento
·        El matrimonio en los planes del Creador
·        ¿Qué cambia entonces al casarnos por la Iglesia?
·        La oración en el matrimonio: diálogo de tres (Esposo-Esposa-Dios). Perseverar en la oración: frecuencia a la recepción de los sacramentos (Penitencia y Eucaristía)
·        La espiritualidad del matrimonio: llamados a ser Santos
·        La ayuda mutua, la economía y administración de casa. Trabajo estable. ¿Qué ambos trabajen?
·        Sobre los hijos: educación, número, apertura a la vida. Criterios elementales sobre la educación
·        Métodos de planificación familiar y paternidad responsable: información sobre los métodos naturales de diagnóstico de la fertilidad, sexualidad conyugal, castidad conyugal. Con una explicación médico-biológica de la misma y una explicación teológica moral.
·        El sacramento del matrimonio en el Derecho Canónico: impedimentos, nulidad, capacidad.
·        Conocer la liturgia del rito del sacramento del matrimonio

Conclusión:
La preparación inmediata al matrimonio no compete sólo a la Iglesia, también deben hacer su aportación la sociedad y las otras familias, cada cual según su ámbito particular y haciendo esfuerzos comunes para apoyar a la familia: renta de una casa, facilidad financiera para comprar un departamento, estabilidad en el trabajo, Congresos Familiares, etc.

El matrimonio es una gran bendición de Dios, mantengámonos siempre disponibles para brindar nuestra ayuda a los novios, a los matrimonios jóvenes, a los matrimonios en dificultad. Dios en su infinita generosidad nos los premiará.

domingo, 16 de junio de 2013

Un Padre, padrísimo, Padre!

Mes de junio, festejo del “Día del Padre” en muchos países del mundo. Dediquemos nuestra reflexión a la gran misión y vocación de ser Padre.

Don. Misión. Vocación.
El ser Padre es un gran “Don”: Un regalo estupendo de Dios para colaborar con Él en el don de la creación. Cada hijo es un regalo gratuito de Dios.
El ser Padre es una hermosa “Misión” para: ayudar a los propios hijos a realizarse en la tierra, a encontrar la voluntad de Dios en sus vidas, y a mostrarles el camino que les conduce a la Vida Eterna al encuentro definitivo con Dios Padre.
El ser Padre es una estupenda “Vocación”: llamados a ser los guías, testigos y modelos de vida para sus hijos. El cansancio del trabajo, las desveladas por las propias responsabilidades, los fines de semana invertidos en los hijos, la escucha atenta y receptiva del hijo adolescente y del hijo que ya es adulto forman parte de la vocación de un Padre.
Por ello un tributo a los Papás que están presentes en sus familias; una mano de apoyo a los Papás que han tenido que ausentarse de la familia y que siguen siendo padres; y un “gracias” muy sentido a nuestros Padres que nos observan desde el Cielo y siguen intercediendo por nosotros sus hijos.

1. Por los Padres Presentes.
Gracias por tu presencia en familia. Gracias por tu amor y cariño a Mamá y a nosotros tus hijos. Gracias por tu trabajo y tu constancia por sacar adelante la familia. Gracias por tu tiempo, tu cariño y por saber escucharme.
Junto con mamá escogiste la escuela que necesitaba. Apoyaste mi independencia dejándome ir poco a poco a excursiones, a campamentos, a fines de semana en otras casas. Te costaba dejarme salir, pero sabías que era parte de mi proceso de madurez. Gracias por vigilar y saber con quién estaba, gracias por conocer a mis amigos y a sus padres.
Gracias por los partidos de fútbol, por andar conmigo en bicicleta, por salir a correr juntos, por los desayunos en el mercado, por las visitas eucarísticas en la Capilla.
Gracias por hacerte presente en la entrega de calificaciones, en las obras de teatro, en las Kermesses del colegio.
Gracias por el dinero de cada domingo, por la ropa, los tenis y vacaciones pasados juntos en familia.
Gracias por que lo “tuyo era mío y lo mío era tuyo”. Pocas veces vi que comprabas algo para ti, más bien era algo para los demás. Gracias por tu generosidad y desprendimiento que hicieron más fácil el tomar decisiones aunque esto implicara renuncia.

2. Por los Padres Ausentes.
Algunos Padres han tenido que salir del seno familiar. Por razones fuera de nuestro alcance han decidido optar por la separación o el divorcio. Sin embargo, también va para ellos un “Gracias” y un “Ánimo”.
En la vida existen momentos difíciles en los que hay que tomar decisiones. Cada divorcio es una profunda herida, y hay cicatrices que tardan mucho en cerrar. Consecuencias de este proceso las tendrán que sufrir no sólo Papá y Mamá, sino también los hijos, por ello:
- Mamá, exprésate siempre bien del Padre de tus hijos cuando ellos estén presentes.
- Mamá, procura invitar a Papá en la entrega de calificaciones, obras de teatro, eventos deportivos cuando tenga que estar presente alguno de sus hijos.
- Mamá, mantén informado a Papá del crecimiento de su hijo. Hay temas que Él debe tratar con Él.
- Papá, visita a tu hijo, llámale por teléfono, invítalo al cine.
- Papá, dedícale calidad de tiempo a tu hijo y exprésate siempre bien de tu mamá delante de Él.
- Papá, sigue aportando apoyo económico para la educación y alimentación de tu hijo. Permite de este modo que la mamá de tu hijo también tenga tiempo para dedicárselo a él.

3. Por los Padres Triunfantes.
Lo ordinario es que los hijos “enterremos” a nuestros Padres, y no que ellos “entierren” a sus hijos. Gran dolor es para un hijo el funeral de sus Padres. Pero por otra parte esto forma parte de la ley de la vida, y para un creyente significa la entrada gozosa al encuentro del Padre con “mayúscula”.
Ellos siguen velando por nosotros desde el Cielo. Son nuestros “Ángeles Custodios”. Forman ahora parte de la Iglesia triunfante, gozan ya de la presencia de Dios. Los beatos y santos interceden por aquellos que les dirigen sus oraciones, pues la Mamá y el Papá que han fallecido también interceden por su familia desde el cielo, dirijámosle pues nuestras oraciones y protección.
Hoy en el día del “Padre” llévale una flor u oración a su tumba. Dale gracias nuevamente por el don de la vida, de la familia, de ser tu Padre. Algunos tuvimos la fortuna de gozar su presencia varios años, otros tal vez tienen algunos recuerdos de ellos al verlos partir pronto al cielo. Su ausencia no hay persona que pueda cubrirla, así de especial es cada Padre.

Conclusión: Dios es mi Padre y yo soy su hijo, ¡Qué feliz soy!
La novedad del cristianismo es la de presentarnos a Dios como Padre, ninguna otra religión tiene este sentido de paternidad como lo muestra la fe católica.
Para ti que eres Padre de familia, que cuentas con unos hijos te será más fácil entender y asimilar el hecho de ver a Dios como Padre. Tú como Padre estás dispuesto a hacer cualquier cosa por tu hijo.
Dios Padre nos mandó a su Hijo Jesucristo para redimirnos, y abrirnos así las puertas del Cielo. Dios es mi Padre y me quiere a su lado al final de mi vida terrena.
Gracias Dios mío por el Padre que me diste, porque esto me permite amarte a ti más fácilmente.

Del Grupo Timbiriche "Hoy tengo que decirte Papá"

lunes, 10 de junio de 2013

Entre Luto y Divorcio

¿Qué hay de común entre el sepelio a un ser querido y el divorcio en un matrimonio?
Aunque las circunstancias cambian, el ser querido está muerto y el compañero de matrimonio está ausente, el dolor y la pena es común.
La muerte forma parte del misterio de la vida, pero ¿la separación, el divorcio? El que contrae matrimonio lo hace para permanecer al lado del ser amado, por ello el dolor de la separación es muy profundo y la pena muy grande. El divorcio es la muerte de una relación, y como tal, es necesario vivir el luto de este trauma, de esta pérdida.

Planteamiento del problema:
Desgraciadamente la manera de comportarnos en ambos casos, ante el luto o el divorcio, es muy diversa.¿Qué hacer al respecto? ¿Percibo que el divorcio es otro tipo de luto? ¿Muestro también mis condolencias y apoyo ante la persona que sufre la fractura en su matrimonio?

Observación preliminar.
La pérdida de un ser querido, sea por fallecimiento o por divorcio, incluye tres etapas:
  • Muerte de la relación: sea por el fallecimiento o por la salida definitiva de la pareja del hogar.
  • Luto: dolor ante la pérdida de la pareja y circunstancias que rodean el hecho (sepelio, Misa, Novenario, el pésame, la recámara vacía y las pertenencias del otro, el testamento)
  • Adaptación: reiniciar una nueva etapa en la propia vida.
Este artículo pretende detenerse más en el campo del “Luto” y de la “Adaptación”, tomando en cuenta que el divorcio está ya consumado, no queriendo entrar en detalles del porqué se dio.

Características entre “el Luto” y “el Divorcio”:
1. Ambos pierden a un ser querido. El luto se puede hacer público pero el divorcio se vive en silencio.
2. Se pasa la noticia del fallecido y llegan las condolencias. Ante el divorcio es difícil saber a quién decirlo y cómo comunicarlo, y los modos de apoyo son muy diversos.
3. Se celebra un triduo o novenario por el alma del fallecido. La separación se vive en soledad, sólo los más allegados –por lo general–, que suele ser la familia, comparten este dolor.
4. Los invitados saben qué palabras expresar para dar el pésame “¡Lo siento!, ¡Estamos contigo!, ¡Nos unimos en tu dolor!, ¡Llámame si se te ofrece algo!”, etc. Las palabras para el que sufre el divorcio son incómodas, no se sabe por quién tomar partido, en ocasiones muestran una falta de prudencia “No te preocupes, pronto vendrá otro mejor”, o incluso falsas expectativas “Esto pasará rápido, tranquila”
5. La casa está llena de recuerdos del ser querido, cada prenda es un tesoro, cada imagen es algo apreciado. Sin embargo ante el divorcio quisiéramos no guardar objeto alguno que nos recuerde al otro, se dificultan las palabras para expresar a los hijos el cariño hacia el padre o hacia la madre. La pena es muy dura!!!
6. En el mejor de los casos se puede encontrar una estabilidad económica ante la herencia del difunto, pero en el divorcio la mayor parte parece se la quedan los abogados, y al final son los hijos quienes sufren las consecuencias en sus alimentos, vestidos, educación y crecimiento humano.
7. Rehacer el grupo social. En varias situaciones las amistades de las personas separadas tendrán que reelegirse. No es fácil volver a los mismos grupos sociales, el reinsertarse en sociedad es penoso.
8. La manera de responder por el ser ausente es diversa para el que sufrió el luto, “Soy viuda”, que para el que está viviendo el divorcio, incluso no se desea hablar sobre el tema, pues puede ser abordado con ligereza.

¿Qué hacer ante el que sufre?
a. Ante el que sufrió el divorcio
1. Escucharle. Estamos acostumbrados a hablar, pero en estos casos no se trata de dar consejos u opiniones. Seamos filtros de desahogo para el otro.
2. Tiempo. Visitemos al amigo que sufre. Estar con él, darle compañía. La soledad es inquietante, y cuando uno está confundido o alterado se pueden tomar decisiones erróneas.
3. Prudencia. Esto implica ayudar a cerrar las cicatrices y no hacerlas más profundas. No hablar del divorcio o de la otra persona si el tema no lo provoca el divorciado.
4. La familia será siempre la familia: Papás y hermanos, muéstrense muy cercanos entre sí. La solidaridad en esa etapa de algún ser querido es imprescindible. Que la alegría entre los primos aminore el dolor de los hijos.
5. Crecimiento espiritual: es muy aconsejable encontrar a un sacerdote que pueda ayudar de Director Espiritual en estas circunstancias. Hablamos de hechos ya consumados, el divorcio ya se dio. Por lo tanto la acción del guía espiritual es acompañar a estas personas a un encuentro íntimo con Dios Padre y con la misericordia de Jesucristo. Incluso, si el caso lo amerita, se puede acudir también al asesoramiento con personales profesionales en este campo, dígase Psicólogo o Asesores de Consultoría Familiar.
6. Vida de sacramentos: la oración personal, la recepción del sacramento de la Penitencia, y el acercarse frecuentemente a recibir a Cristo en la Eucaristía son tres herramientas muy eficaces para reemprender el camino. Si bien el camino no será sencillo, nos sentiremos como en "el camino a Emaús", acompañados con Cristo.
7. En definitiva, ayudar a la “Adaptación” a la persona que sufre el divorcio. Mostrarle el futuro con esperanza, ayudarle a quitar los “lazos invisibles” que sin darse cuenta le mantienen aún ligada al otro. Infundir optimismo y seguridad.

b. Ante el que sufrió el luto
Guardando las distancias de los hechos, varias de las sugerencias que se dan para el que sufre el divorcio se pueden aconsejar para el que sufre el luto. Se debe añadir, por otra parte, que los días después del “Triduo” o “Novenario” son los más incómodos.
El volver a la realidad de la vida ordinaria es difícil. Después de sentirse acompañada por el sepelio y por los encuentros del novenario viene el momento de la soledad. En estas circunstancias es bueno llamar e invitar al Viudo o a la Viuda a compartir con otras personas. Los paseos al campo, el compartir con los sobrinos y los nietos es muy recomendable. La inocencia y sencillez de los pequeños aporta serenidad y tranquilidad al que sufre.

Conclusión.
En ambos casos el participar como “Voluntario” en alguna obra social suele dar grandes resultados. El hecho de salir de sí mismo para ponerse a disposición de otros es una medicina muy saludable: orfanatorios, ancianatos, obras de beneficencia, asistencia a enfermos, entre otros, pueden brindar un momento de confianza y de entrega mutua hacia otras personas que también sufren, aunque de modo diverso.

Cercanía, amistad y prudencia. Procuremos estar cercanos, mostrar nuestra amistad y aconsejar en la caridad a las personas que sufren el dolor de un ser querido, o la ruptura de su matrimonio. Que en estos momentos de dolor puedan encontrar en nosotros una mano amiga.