domingo, 21 de febrero de 2016

El decálogo de la Familia, por el Papa Francisco.

Con este artículo no pretendo trascribir el discurso que dio el Santo Padre Francisco a las familias en la ciudad de Chiapas, el pasado 15 de febrero, sino más bien hacer una síntesis de dicho discurso: el decálogo de la familia cristiana.

Sin embargo si alguien desea escuchar los 23 minutos que duró el discurso, con gusto les anexo el link pertinente.

Empezamos:
1) Gratitud a Dios por el don de la familia.
Es de vital importancia agradecer a Dios por el don de tener un Padre y una Madre, capaces ellos de sacrificarse ante el hijo que está enfermo. En medio de estas dificultades “seguir adelante”, apoyándose mutuamente y recordar que la gracia de Dios no les faltará en dichos momentos de dificultad.

Vamos a “echarle ganas”, ganas a la vida, ganas a la familia, ganas entre los amigos, y ganas y esperanza mutuamente. De modo que la terapia del dolor en la enfermedad nos enseñe a crecer en la virtud y a salir adelante con esperanza.

2) Apostar por la familia.
Tenemos que seguir apostando a la familia. El Espíritu Santo nos acompaña. Además Dios, nuestro Señor, lo único que sabe es amar, y por amor nos mandó a su Hijo, nos ama locamente, así su nombre no sólo es Amor, sino también Misericordia.

Apostar quiere decir tomar preferencia por una opción entre varias, así pues nuestra opción es por “la Familia”. Que otras ideologías hedonistas, materialistas y fueras de la verdad cristiana no permitan dejar nuestra opción por la “Familia Católica”.

3) Aprender a perdonar a la pareja y a dialogar con los hijos.
Si Cristo es capaz de perdonarnos 70 veces 7, y Él nos levanta y da ánimos para volver a empezar, entonces con espíritu cristiano sepamos también vivir en armonía con nuestra pareja. Él, Cristo, es capaz de iniciar en nosotros una nueva vida, es capaz de renovar la unión matrimonial.

Es necesario también el diálogo entre Padres e Hijos,  ¿cada cuánto Padres hablan y dialogan con sus hijos?, ¿cómo es el tiempo que invierten en sus hijos? El tiempo dedicado a ellos es la mejor inversión.

4) Ante la precariedad y la soledad: madres solteras.
¡Qué duro es la escasez y la precariedad en una madre soltera! La precariedad no sólo afecta el cuerpo, y eso ya es algo duro, sino incluso puede llegar a afectar el alma. Ayudémonos como hermanos para salir al paso de aquellos que sufren de precariedad, en modo especial a los que viven en soledad y aislamiento.

Lo más duro es encontrarnos solos, y eso nos impide echarle ganas, nos puede secar el alma y apagar las ilusiones. Así pues: las legislaciones deben  promover leyes que ayuden a salir de estas precariedades, pero al mismo tiempo el compromiso personal por querer salir es vital. El binomio de las leyes y del compromiso personal son la respuesta para salir de la precariedad. Del mismo modo se debe fomentar el estudio y un trabajo digno para evitar y/o salir de la precariedad.

5) La familia en la actualidad. Decir “no” a las uniones libres, a las uniones homosexuales…
La familia está siendo atacada, debilitada, pareciera que no tiene espacio en la sociedad y que es un modelo que ya pasó, y ante el afán de modernidad se quiere proponer un modelo basado en el aislamiento. Así surgen colonizaciones ideológicas que degradan el concepto de la Familia, cuando por el contrario la Familia es la base de toda sana sociedad.

6) Ser felices en la familia a pesar del cansancio: “Prefiero rostros cansados… pero que se aman”.
Vivir en familia no es fácil, en ocasiones es doloroso y fatigoso, más aun, así el Papa Francisco nos dice que “Prefiero una familia herida que intenta todos los días conjugar el amor, a una familia y sociedad enferma por el encierro o la comodidad del miedo a amar. Prefiero una familia que una y otra vez intenta volver a empezar, a una familia y sociedad  narcisista y  obsesionada por el lujo y el confort”.

7) Apertura al don de la familia: tener un hijo es un tesoro maravilloso.
Apertura a la vida, no dilatar la venida de los hijos por el lujo o el confort. Y entonces cuando se desea tener hijos, ya no es posible “se les pasó la hora”. ¡Qué daño hace eso!

Así, pues, dice el Papa: “Prefiero a una familia con rostro cansado por la entrega, a una familia con rostro maquillado que no han sabido de ternura y compasión. Prefiero un hombre y una mujer con el rostro arrugado por la lucha de todos los días, que con el paso de los años se siguen queriendo”. ¡Esas son las familias!

8) Dos virtudes básicas en la familia: Paciencia y amor. Saber pedir perdón y evitar las “guerras frías”.
Para llegar a perseverar en familia hay que tener paciencia y amor. No hay familia perfecta que no discuta. El único consejo es “que no se termine el día sin hacer las paces”. Si no es así se puede crear una guerra fría, y la guerra fría va socavando las bases. Por ello perdón y volver a empezar cada día.

9) Renovar cada día la ilusión matrimonial.
“Las arrugas son las huellas de mi historia”… en el matrimonio pasa lo mismo. Cada huella o herida tiene su pasado, y la experiencia que esta huella ha dejado en la familia.

Por ello la vida matrimonial tiene que renovarse todos los días. “Es preferible familias arrugadas y con cicatrices, pero que siguen andando”, pero esas arrugas son signos de que el amor no fue fácil, pero es lo más lindo que una mujer y un hombre pueden darse entre sí, para toda la vida.

10) Consagrar la familia a la Virgen de Guadalupe y a San José.
Mexicanos, tenemos un plus, a la Guadalupana, invocarla, suplicarle, pedir su intercesión para que este sueño llamado “familia” no se pierda por la soledad y la precariedad. Ella, María, como Madre está dispuesta a apoyarnos siempre, y nos da a su Hijo para no sentirnos solos, así todos juntos: Familia, Cristo y la Virgen, podremos “echarle ganas”.

Y por otra parte "no nos olvidemos de San José, que calladito y cumplidor" supo conducir a su familia y del mismo modo apoyará a la nuestra.

martes, 2 de febrero de 2016

Cinco minutitos más...

¡Qué sabroso es dormir! ¡Qué delicia quedarse más tiempo en la cama!, “¿qué más da levantarte en ese momento ó 5 minutos después? Pero ah no, quieres seguir exactamente en la misma posición para no perder calor en ningún centímetro cuadrado de la cama”.

Luego surge la pregunta moral, ¿me es siempre positivo regalarme esos cinco minutitos de más?

No cabe duda que desde pequeños nuestros padres nos foguean para hacer de nosotros hombres y mujeres de bien, y una de las primeras virtudes que cincelan en nuestro temperamento es la forja de la voluntad.


Dice el refrán popular “A quien madruga Dios le ayuda”. Pues la primera ayuda que Dios nos da al salir como resortes de la cama es el infundirnos ilusión por la vida y la segunda ayuda es la de ir forjando la fuerza de la voluntad (¡pues vaya que nos cuesta el levantarnos con prontitud!).

Como sacerdote algo que me es útil al levantarme es hacer inmediatamente la señal de la cruz al sentir el despertador, y acto seguido mientras coloco mi rechoncho cuerpo en posición vertical el ir ofreciendo mi día por intenciones concretas: por aquella familia que me pidió sus oraciones, por los alumnos que guío espiritualmente, por aquella jovencita que está enferma... Estas son mis ilusiones, pero estoy seguro que tú tendrás también las tuyas. Así podrás decir, “ofrezco mi día por mi familia, por mis estudios, por la chica que acabo de conocer, por que Dios me conceda concretar el negocio que traigo en mente…”


Mente positiva, buena actitud, deseos de superación, todo eso y más te lo da el no regalarte esos cinco minutitos de más. Verás incluso que con constancia y fervor ese primer sacrificio de la mañana se convertirá para ti en una poderosa arma para crecer en tu persona y ser luz y ejemplo para los demás.